Y otra vez estoy por acá, donde vos estas ya sin estarlo. Van para dos años que te fuiste y aun no logro encontrarme en frente de tu tumba. Lo esquivo inconscientemente, aunque en realidad si me sentase a pensarlo y a darle un poco de rosca al asunto, seguramente resultaría que en el plano consiente también.
Pero bueno, hoy vine porque si te ando soñando seguido es porque necesitamos un poco de este contacto. Eso sin contar como clara señal de la idea, que el otro día el cuadro que vos nos pintaste y se luce en casa, se soltó de un lateral y quedo tambaleando como un péndulo. La miré a Leti, después a Guadi que decía “¿qué pasó pa?” y dije en vos alta que tenía que venir al cementerio.
Estaciono y cuando bajo del auto se me abalanzan las vendedoras ofreciendo flores que para mí son todas iguales de feas, te traje estas que no sé si te hubiesen gustado, pero no se elegir.
Se te extraña viejo! Extraño hacer sobremesa con vos para terminar el vino con soda, extraño oír tu carcajada ante cualquier chiste malo mío, extraño que te emociones por cualquier cosa y te esfuerces sin éxito para que no me dé cuenta.
Por acá anda todo más o menos bien, bueno lo sabrás supongo. La vieja esta mil puntos, hasta te diría que los años la van poniendo sabia. No voy a entrar en detalles pero quédate tranquilo que te la cuidamos.
Yo bien, mi familia es la mayor alegría que tengo en la vida. Leti es un sol, no sabes cuánto lamento que no la hayas podido disfrutar un tiempo más como nuera. Y la pulga? Es un torbellino de 10 kilos y medio que no para nunca, ni quieta ni callada… A quien te hace acordar? Por lo menos yo no la amenazo como vos si lo hacías a mi de meterme pupilo en un colegio.
La casa esta revolucionada y un tanto ansiosa con la llegada de Matilda. Por cierto, te gusta el nombre? Algo me hace pensar de que no, pero después del que me pusiste vos a mí no podes replicar nada en absoluto.
Tanto te gastaba yo con tus plantas y el pasto y hoy me reconozco tan o inclusive mas obsesionado que vos con el tema. De aquellas plantas que vos me dejaste en macetas, creo que se me murió una sola y las demás gozan de más salud que yo. Tengo nuevas, que cuido y riego diariamente.
No conforme con eso, el pasto siempre se mantiene de un corto y riguroso verde. Pasa el tiempo y me siento más parecido a vos. Eso asusta un poco, enorgullece otro tanto e ilusiona también el resto. Espero no llegar a tener tu panza, o usar los pantalones tan arriba (casi tapando el ombligo) y sin remera.
Y hablando de nuestros parecidos, me doy cuenta que estoy riendo y llorando simultáneamente. ¿Te acordas? ¿Cuantas veces intentaste tapar lágrimas de emoción con carcajadas disimiles? Yo respondo: ¡Infinidad de veces!. Mientras dejo de jugar con las piedritas de la tumba de tu vecino, me seco las mejillas y acaricio tu foto sonriente el día de mi casamiento.
Bueno viejo, creo haberte puesto al día más o menos, aunque es muy probable que ya lo hayas estado pero de mi boca te puede resultar un tanto más amigable. Dicho sea de paso, si andas con tiempo y te cruzas con el titiritero de todo esto, pedile su bendición para el nacimiento de Mati, te lo agradezco.
Gracias por enseñarme a llevar conmigo siempre una sonrisa como primer gesto para todos lados, por tanto cariño. Parece que te emocionaste vos ahora… unas gotas empiezan a caer desde el cielo, te dejo ó mejor te llevo conmigo como siempre. Abrazo gigante taramela, chau.
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