Este es un blog de futbol, un blog de cuentos, un blog de historias y recuerdos; es un blog hecho con amigos, para viejos amigos y nuevos amigos.
La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..
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sábado, 16 de diciembre de 2017
EL OCASO DEL ENGANCHE
Vale admitirlo, alguna vez se le cruzó por la cabeza. Pero en el último domingo, las consecuencias del clasico, lo hacían pensar que era su última oportunidad de trascender, de hacer la bendita diferencia económica en su carrera. Lainez no encontraba su lugar. Casi la totalidad del campeonato lo había visto desde el banco. Y al equipo encima le iba bien, eran pocas las posibilidades de jugar. Banfield peleaba el campeonato y el equipo hacía un año y medio que se paraba 4-3-3, de esos 4-3-3 que se parecen más a un 4-5-1. Su puesto, el de enganche, no era necesario, siempre era la última alternativa de ingreso, eso, cuando rara vez le tocaba ir al banco de suplentes. Banfield jugaba como juegan casi todos los equipos en la actualidad, cuatro defensores con dos laterales rápidos que pasan al ataque, un cinco que cubre espaldas, dos carrileros de ida y vuelta incansable, un nueve definidor y dos wines picantes que muchas veces colaboraban más en defensa que en ataque. En ese dibujo táctico, Lainez no tenía dónde ubicarse, era un típico enganche lagunero, zurdo, lento de piernas, de buena pegada y de gran porte, el único detalle que no era común en los de su puesto.
Así que esa tarde, después del primer entrenamiento semanal del equipo, se quedó hasta que se fue el último de sus compañeros y lo encaró al técnico al borde del campo de juego.
-Esto no lo esperaba Lainez -le dijo Héctor Calcioni, el técnico de Banfield-. Pero debo decirle antes que nada, que el equipo necesita un jugador en ese puesto que pueda ocuparse de muchas cosas que usted no podría cumplir y no alguien que sea un parche de ocasión. Urrutia, el 3 titular se rompió los ligamentos, lo se. Pero necesito alguien que pueda jugar estos diez partidos y no me desarme la defensa. No es lo mismo, es una cuestión de enfoque, un dilema del punto de vista, de mi punto de vista en este caso. Ahora lo que nos hace falta es alguien que tenga experiencia en el puesto, que no desentone. Usted puede ejercitar sus indiscutibles habilidades en otro sector del campo.
- Don Héctor, quiero jugar. Tengo 29 años, pienso que se me acaban las posibilidades. Mi condición de enganche no puede ser un obstáculo -cuestionó Lainez-.
- No es solamente un obstáculo. Puede ser, para el equipo, un agravante.
- Considero que perfectamente puedo jugar de lateral, para empezar, soy zurdo. No hay otro zurdo en el equipo más que yo y Urrutia que se lesionó. Insisto que reconsidere por favor, la posibilidad de otorgarme el puesto.
- Lainez, este país ha pasado muchos años de dictadura, exilio y muerte, actualmente, es un país democrático, o por lo menos mucho más democrático que aquellos años oscuros, usted tiene todo el derecho del mundo a pretender el puesto. Así como también en este caso, tengo derecho a decirle que no. La circunstancia puntual que me plantea es peligrosa, pese a que admiro esto de asumir valientemente su mishiadura y decidirse a retroceder en el campo, no es suficiente para obtener el puesto. Ocurre que el hecho de ser hasta ahora siempre enganche, no produce mayores ventajas para su postulación.
- Pero tampoco produce inconvenientes, se que puedo adecuarme al puesto.
- Planteadas así las cosas, en un marco democrático de tolerancia, como técnico y responsable de las tapas de los diarios del día lunes, también tengo el derecho a elegir el perfil de jugador apropiado para ocupar el lugar que hoy necesita el equipo. En otras palabras, Lainez, el equipo necesita nada más ni nada menos que un buen lateral. Que sea lateral, con alma y coraje de un lateral, y sobre todo, con una gran vocación de servicio. El equipo no necesita en ese sector a un respetable enganche devenido a menos que, por diversos motivos absolutamente explicables que no vienen al caso, esté dispuesto a jugar de tres. Debe darse cuenta Lainez, usted es enganche, no tiene nada de malo ser enganche. 
- En su sistema de juego, tiene todo de malo.
- No es complicado de entender, creame. Su perfil no se ajusta al ideal que le resulta más conveniente para el equipo, no puedo, por una cuestión elemental de responsabilidad, aceptar su postulación.
- Lo que me contesta es arbitrario, prejuicioso e injusto.
- Probablemente, Lainez. Pero... ¿Usted cree realmente que puede cumplir con lo que me pide? No, lateral un carajo. Resignese y no insista más, usted no puede ser, está descartado, aunque me caiga bien. Por lo tanto, no me discuta entonces, Lainez, por favor no insista, porque me pone en una situación incómoda. Pero sobre todo le suplico que no se me regale, porque me hace mal.
- No lo tome así, pero me parece que usted exagera. Hasta me parece que me está tomando el pelo.
- No Lainez. Es mucho el camino recorrido juntos para que me diga eso. Acá estoy, hablando con usted cuando el entrenamiento terminó, cuando podría estar duchándome para ir a mi casa a rascarme los huevos. No quiero en ese puesto un jugador con ambiciones desmedidas, alguien que se sabe más del rol que está cumpliendo.
- Su argumento es algo razonable, pero insisto, es prejuicioso y discriminatorio -dijo Lainez, algo abatido-.
- Sigue agrediéndome y se equivoca. Cada vez que veo a un jugador jugando en un puesto que no es el suyo, me dan ganas de retirarme. Quiero jugadores que jueguen de lo que saben, y no experimentos improvisados. Insisto Lainez, usted tendría que agradecerme y guardarse la arrogancia del desdichado. No solamente debe agradecerme por mi paciencia y por los minutos de más que estoy dedicándole, sino por librarlo de algunas tareas que no le pertenecen y sé que usted nunca podrá hacerlas bien.
- ¡No tengo arrogancia entrenador! Y le agradezco la paciencia de escucharme. Pero aca estoy, seguro de lo que necesito, pidiéndole una oportunidad de demostrarlo. ¡Pruébeme!.
- Me seduce su seguridad, la confianza que se tiene, pero no me lo puedo imaginar a usted, suprimiendo sus ambiciones innecesarias de enganche, incorporando la vocación de servicio que tiene un lateral que se precie.
- No hay aspecto del juego, ..... que yo no esté preparado para realizar, lo desafío a buscar una.
- Pero qué bien, ahora el señor enganche me desafía. Y encima se le suben los humos de enganche a la cabeza. Jugar de lateral puede ser una tarea ingrata Lainez, veo por lo que me dice y cómo me contesta que realmente no está preparado. Usted cree que dice “Juego de lateral” y ya está. Un lateral que se precie jamás va a dar la raya, anticipa la acción ofensiva del delantero, gana en coraje y mentalidad los duelos del uno contra uno, obstruye la realización de paredes, debe estar dispuesto a ocupar espacios que sus compañeros de defensa abandonan, realizar coberturas y respaldos. Y algo fundamental, el lateral, jamás, por ninguna razón, se queja o mariconea.
- Pero por favor señor Héctor...entienda de una vez, puedo hacer todo eso y mucho más. Necesito jugar, estoy preparado para asumir el desafío. Estoy en un momento crucial de mi vida, necesito abrirme nuevos caminos. No quiero irme del club, no quiero empezar a pasear de camiseta en camiseta sin destino. Estoy en el ocaso de mi carrera, separado y con tres hijos que mantener. Y en 12 años de trayectoria, no pude hacer una diferencia económica. Mi representante me puede ubicar de lateral a fin de año en un club Ruso. Tiene todo arreglado. Tampoco es facil par mi asumir todo lo que le estoy contando. Permítame demostrarle que estoy a la altura de las circunstancias.
- Lainez, si lo pongo, nadie en el equipo lo va a respetar. Un enganche devenido a tres, pienselo. Encima usted mide 1,87mts, hizo mas goles de cabeza que de zurda, no tiene velocidad, y las lagunas... ¿Qué hacemos con sus lagunas típicas de enganche? De tres, una laguna, es un gol en contra. Terminemos acá, no insista más.
- Insisto porque no me convence.
- Si lo pongo de tres, sus compañeros van a pensar que fracasó como enganche. Y los pibes de la reserva van a pensar que prefiero poner a cualquiera antes que a aquellos que se vienen preparando durante años en el puesto.Ya me lo imagino Lainez, en la primera de cambio, cuando le salga una oportunidad, lo veo queriendo salir jugando, queriendo tirar un cambio de frente y haciendo cagadas. Estamos primeros Lainez. Sabe usted lo que le cuesta estar primero a este Club... Es así, Lainez, el fútbol profesional muchas veces es una mierda. Yo no puedo velar por sus intereses, resulta que el señor se le acaba la carrera y yo tengo que acceder a su capricho y perjudicar al tres de vocación, al lateral de alma que espera su oportunidad. Usted no puede birlarle el puesto a un compañero por mero capricho. Yo se que es un hombre de valores, no se entregue tan fácilmente y confíe que más temprano que tarde le va a ir muy bien, todavía le queda hilo en el carretel. -agregó Calcioni, dándole la mano para dar por finalizada la charla-. 
- Listo señor, entiendo lo que me dice y gracias por tomarse el tiempo de darme sus explicaciones. Lo único Don Héctor, necesito poder servirle al equipo en algún lado. Tengame en cuenta. Entiendo sus dudas, pero quizá, en algún entrenamiento en la semana, pueda ubicarme en algún otro lado que le sirva al equipo...No lo molesto mas. Chau...
- Espere Lainez. Tengo quizá una solución... ¡El Turco sigue siendo su representante? Usted es alto, de gran porte, y de buen juego aéreo... En el último partido nos empataron con dos goles de cabeza en el área... Si corro a Quique Sanchez de tres. ¿Como se ve de seis? Hablelo con el Turco, capaz los rusos con un compiladito viéndolo a usted en defensa agarran...¿no? Y si eso pasa, no se olviden de mi... Leer más...
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