Aquella horrible y fatídica noche del 30 de
diciembre del 2004 ha
marcado un trazo imborrable en la memoria de todos, ni hablar de los amigos y
familiares de los 194 que ya no están.
Mientras que en los medios y redes de
comunicación, el espectro variado de opiniones reparte culpas y cargos,
responsabilidades e irresponsabilidades (muchos con ligereza y apuro) son muy
pocos los espacios en los que se ha escuchado hablar del rol del estado en esta
cuestión.
La única
verdad es que hasta ahora, la justicia ha condenado al gerenciador del boliche y a su
mano derecha, a los seis músicos de la banda, al manager y al escenográfo, a un
subcomisario y a tres funcionarios de cuarto orden del gobierno porteño. Casi
me olvido del tibio juicio político que destituyó a Ibarra..
Ante la falta de voces que por lo menos
susurren, aunque sería mejor que griten, que sitúen en lugar y forma, que lo
ocurrido no hubiese sido posible por la
existencia de un estado ausente, ciego, sordo y mudo, me dispongo a sacar de mi
algunas reflexiones y/u opiniones que quedaron dolorosamente alojadas desde
ocurrida esa espantosa tragedia.
El
estado, a través de su poder político y de sus fuerzas de seguridad, no visibilizó una situación en las narices de
muchos. Aníbal Ibarra, los inspectores, los jefes de la policía y de bomberos permitieron que en el corazón de
la ciudad de buenos aires funcionara un local bailable repleto de
irregularidades.
No entiendo la cuestión con la facilidad de
culpar al estado y con eso eximir al resto. Existió una cadena de responsables
que la justicia debe determinar, pero faltan en el banquillo de los acusados los
representantes mayores de este estado que no supo cuidarnos cuando ni nosotros
lo hacíamos. Digo nosotros porque yo sin haber llegado a estar esa noche, me
siento responsable también.
Aquella noche, por esas cosas que dicen del
destino, me quedé dormido y no fui al recital, pero estuve en ese lugar otras
veces. Es mas, estuve una noche en la que en un show una candela prendió esa
maldita media sombra. Media sombra que no hubiese estado sino fuera porque el
gerenciador para ahorrar gastos, utilizó para sostener los paneles acústicos
que deberían estar amurados al techo. De no haber existido esa provisoria instalación,
el fuego no se hubiese propagado como lo hizo.
En ese momento, un Chaban histérico con micrófono
en mano, puteó a todo el mundo haciendo esa mala actuación que lamentablemente
tiempo después, mostró por todos lados. Algunos pudimos salir gracias a que esa
noche la puerta de emergencia no estaba clausurada, mientras otros fueron
testigos de cómo una persona agarró una manguera (que por suerte si funcionaba)
y apagó el fuego antes que pase a mayores. Una vez apagado, los que habíamos
salido volvimos a entrar, entraron nuevos, las luces se volvieron a apagar, Chaban
siguió facturando detrás de la barra y
la locura siguió.
Responsables son también los músicos que
salieron con el dedo acusador a señalar a la banda Callejeros, cuando en sus propios
recitales pasaba lo mismo. Me harté de los periodistas que nunca fueron a un
recital y se llenaron la boca de
palabras de asco sin entender cual era la cuestión, mas aun me harté de los que
sí fueron pero lo vieron desde la lejanía de sus lugares de privilegio.
Esta locura la construimos todos, publico,
artistas, productores, periodistas, discográficas, etc., y fueron años de construcción..
Aquello el indio Solari lo llamo “una granada sin anilla”, que nos fuimos
pasando entre todos sin saber cuando explotaría.
Explotó el 30 de diciembre del 2004, y pasados ya casi 8 años, hoy seguimos ocupados
en culpar únicamente a los responsables obviando al culpable.
Hubo un
estado que no supo, no quiso frenar esa locura, que guardó la coima y lucró con
nuestras vidas. Ese estado tuvo y tiene responsables políticos, inspectores, jefes
mayores de la fuerza de seguridad. Éstos no solo no fueron juzgados, sino que
algunos como Ibarra continuaron su carrera política. No me quiero poner
reiterativo, respeto profundamente el dolor de todos los que perdieron a un ser
querido esa noche y entiendo que con ellos también se han ido parte de su
propia vida, pero esa noche en algún punto también murió un inconciente que vivía
en mí, que arrastrado por una idea grupal de divertimento, llevó a pasear su pulsión
de muerte por diferentes recitales y que
mi generación hoy lamenta haber vivido.
Tema complejo, en el cual es muy dificil emitir opiniones definitivas.
ResponderEliminarLa definición de complejo según la RAE es: "que se compone de elementos diversos". Pero paradójicamente, la definición desde el punto de vista psicológico es: "conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento."
Tengamos en cuenta entonces, que la complejidad perturba nuestro comportamiento porque, generalmente, la analizamos con nuestros prejuicios.
Muy bueno el artículo para reflexionar entre todos.
Amigo Calito, esto es sacudir la modorra. Sin necesitar aniversarios dolosos hay que acordarse de esto y motivar el cambio cercano. Es imposible emitir juicios sin perturbar la sensibilidad de alguien, pues todos perdieron, todos terminaron ese día parados en un lugar distinto.
ResponderEliminarEl Estado, la banda, los seguidores, las familias, los empresarios, etc etc, todos sacaron alguna conclusión, pero lo importante no está sólo en lo individual si no en cómo se puede poner también al servicio del cambio colectivo.
Vos lo hiciste, y seguro hay mucha gente más. Ese cambio es importante.
Abrazo
Cuesta mucho opinar acerca de algo tan doloroso y a la vez tan cercano. Muchos somos los que estuvimos en lugares en donde las cosas podrían haber salido mal como pasó esa noche, con lo cual es muy fuerte sentir que todos fuimos vulnerables ante la tragedia. Quizás el cambio mas grande fue el cambio individual, porque muchos tomaron conciencia de que no se trata de pasarle rápido la granada al siguiente, sino de evitar que alguien saque la anilla. Muy bueno el artículo
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