En principio corresponde pedir las disculpas del caso para todos los seguidores del blog por este “parate” que lleva aproximadamente 5 meses
En muchas reuniones informales del grupo de ¿escritores? Nos preguntamos más de una vez, que es lo que pasaba. ¿Por qué entre por lo menos 6 personas no podíamos incorporar nada nuevo al blog?
Las pobres reflexiones que voy a tratar de transmitir por supuesto no representan la opinión del consejo de redacción (que en realidad nunca hubo), así que son la ocurrencia exclusiva de uno de los escribientes del blog y de ninguna manera interrumpen la sequía del mismo.
En la vida cotidiana y con más razón en la literatura me someto a la siguiente reflexión incuestionable: “si no hay nada importante que decir, mejor no decir nada”, o algo así. Este principio lo hemos cumplido con creces, pero esto lleva a la pregunta ¿porqué no tenemos nada importante que decir?
Indudablemente, los escritores aficionados pasamos por momentos de falta de inspiración, se nos terminan las cosas que habíamos escrito hace tiempo, como así también las producciones de otros que incorporamos porque sencillamente nos encantan y no hay forma de decirlas mejor que como las dicen los que saben, pero además vemos que los escritores profesionales tienen una determinada disciplina para escribir, lo cual lleva a adoptar una actitud de constancia para “atacar” el papel en blanco, en este caso el Word de la PC.
También hay que tener en cuenta que, los que algo escribimos nos encanta leer y muchas veces no tenemos el tiempo suficiente, mucho menos nos queda otro tiempo para escribir.
Finalmente refiriendo algunos tips de escritores famosos, tenemos las siguientes curiosidades:
• El gran maestro Jorge Luis Borges registraba sus sueños y luego utilizaba ese material para enriquecer sus cuentos, estamos al horno los que no soñamos nada importante.
• Abelardo Castillo sentía que no podía ponerse a trabajar si antes no limpiaba su máquina de escribir. Para ello, tenía un pincelito especial para repasar los tipos y evitar que se empastaran. Su obstinación, a menudo, surtía efectos no deseados: como utilizaba querosene, los mecanismos muchas veces terminaban por ensuciarse y, al final de la tarea, no se podían usar. "Cuando me quería acordar, habían pasado tres horas y no había escrito nada”. Este caso no corresponde a nuestra realidad ya que no tenemos (creo) obsesiones como esta y hemos superado la tecnología de escritura de Castillo
• Dashiell Hammett, uno de los maestros de la literatura negra policial, se había instalado en una suite del Beverly-Wilshire y recibía a sus pocas visitas vestido con una costosa bata con sus iniciales, solía decir que un hombre puede hacer con su vida lo que quiera, pero que la escritura tiene ciertos principios que deben respetarse. Para tanto no estamos.
• Ernest Hemingway dijo que se requiere disciplina para trabajar todas las mañanas y también para dejar de pensar en la obra al levantarse del escritorio, de modo que ésta se siga escribiendo sola en alguna parte de la mente. También recomendaba dejar de escribir cuando la historia fluía, de modo de poder retomarla sin inconvenientes a la mañana siguiente. Otro problema para nosotros los aficionados es el tiempo necesario para seguir pensando en la obra.
• William Faulkner, tenía una áspera receta para cualquier aspirante a narrador, se requería un 99% de talento, 99% de disciplina y 99% de trabajo para lograrlo. Otro imposible
• Antonio Dal Masetto para escribir su novela “Siempre es difícil volver a casa” se propuso recopilar diálogos, apuntes de personajes y descripciones en servilletas de bares y papelitos sueltos, que fue acumulando en numerosas cajas de zapatos. Para imponerse un orden, dividió las cajas en tres grandes grupos: inicio, nudo y desenlace. Siguió así hasta que, en un momento dado, le puso punto final a esa tarea, se sentó frente a la máquina, vació las cajas y a partir del material acumulado redactó una página, un capítulo y, finalmente, el libro entero. "Es un método que no se lo recomiendo a nadie", bromeó después Dal Masetto en una entrevista. Creo que tenía mucha razón.
Mano inquieta es un lugar que supimos construir entre todos y lo mejor que tiene (desde mi punto de vista) es la libertad en todo sentido. De lectura y escritura, de expresión y reacción. Disfruto mucho cada posteo, pero sobre todo lo que se genera en este espacio de comentarios, leernos y leerse encierra una atmósfera muy agradable para transitar.
ResponderEliminarMi método súper amateur de escritura, sufrió la perdida del tiempo transcurrido en los viajes del bendito Sarmiento (justificando la quietud de mi puño), aún sigo buscando el momento de reemplazo. El maestro Dolina consultado por la inspiración y su método, dijo que él lo único que podía recomendar es que hay que escribir siempre, “…mas bien que la inspiración te agarre trabajando…” remato. Gracias Alquimista por ponernos en marcha nuevamente, como diría el amigo Frichi: “…ya la guitarra vuelve a su funda, a esperar versos que no se han dicho nunca…”. Abrazo