Este es un blog de futbol, un blog de cuentos, un blog de historias y recuerdos; es un blog hecho con amigos, para viejos amigos y nuevos amigos.
La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..
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jueves, 17 de agosto de 2017
SUBTERRANEO
Hacía muchos años que no viajaba en el subte de Buenos Aires.
Había olvidado el submundo subterráneo.
Allí, el tiempo no se detiene, hay muy pocos minutos para permanecer quieto, solo los que transcurren entre el paso de un tren y otro o los cortos viajes sentado o parado, entre estación de ascenso y de descenso. Después, el tiempo continuo transcurre caminando pasillos, subiendo y bajando escaleras, trepando y bajando de los trenes.
Lo nuevo de este subtransporte de Buenos Aires es la modernidad de sus nuevas estaciones, con diseños similares a las de algunas de las capitales más importantes del mundo y muchos artistas urbanos, nueva expresión que reemplaza al ciego que tocaba la armónica o al viejito y su remendada guitarra.
Los artistas urbanos del subte incorporaron la tecnología y sus instrumentos y voces suenan muy bien en la acústica de algunos pasillos y estaciones. Mini recitales de dos, o a lo sumo tres temas entretienen a un auditorio agradecido por mitigar la espera entre tren y tren o el viaje entre estación y estación.
Pero esta nueva imagen choca con la profundización del problema de siempre, la marginalidad y la pobreza que se hace visible, pese a los muchos que agachan la cabeza ante el pedido de una monedita por parte de los pobres urbanos. Son los excluidos de la sociedad, alojados en viviendas precarias, en barrios cercanos al centro de Buenos Aires y que arrastran chicos en su periplo diario en busca de ayuda.
Y allí aparece la dicotomía, mucha gente premia a los artistas urbanos, probablemente en el convencimiento de que reciben una contraprestación e ignoran el pedido de limosna de los pobres urbanos, porque naturalmente no reciben nada a cambio. Es el doloroso funcionamiento del sistema económico en que vivimos.
Era el jueves de la semana pasada, de un invierno particular en Buenos Aires, con temperaturas más altas, cielos nublados y probabilidades de lluvia que se estiran de un día para el otro, como afirmando la imposibilidad de la meteorología de predecir, con cierta seguridad, las condiciones del tiempo.
Hacía mi viaje habitual en el subte de la línea H, de Once a Las Heras, en horas de la tarde. En el andén contrario al mío, del tren que va a la estación terminal Hospitales, vi una escena que me llamó la atención, dos chicos corrían delante de un hombre que tenía otro chico dormido colgado en un arnés muy cerca de su cuerpo.
Todos comían mandarinas. Pasaron rápidamente hacia el final del andén atravesando los asientos de espera y pasando por alto un tacho con su respectiva bolsa de residuos. Recién allí, en la semipenumbra del comienzo del túnel de ingreso del tren, tiraron las cáscaras al piso.
La reacción casi instintiva de una señora que esperaba el tren sentada a mi lado y que también observaba la escena, fue de indignación y en vos alta sentenció: "éstos no aprenden más, les ponés un tacho de basura al lado pero igual tiran la basura en el piso, todo lo quieren de arriba. Es un problema de educ..."
Unos segundos antes, el hombre había dejado al niño casi dormido en uno de los bancos de espera y al ingresar el tren a la plataforma, cuando todavía no reduce la velocidad por su entrada a la estación, observamos que el hombre se tiraba abajo del andén, entre los gritos de los dos chicos mayores que estaban con él y los pasajeros que esperaban. Creo que todos sentimos el golpe seco del los cuerpo en las vías aunque no lo hayamos escuchado, luego, el leve movimiento del vagón cuando, como pegando un saltito, el hombre fue aplastado.
J.V. (EL ALQUIMISTA)
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Dura manera de darnos cuenta que los "invisibles" siempre dan avisos. Tanto los marginados como aquellos que día a día pasamos inadvertidos para otros tantos.
ResponderEliminarGran relato alquimista! Gracias por la simpleza y la profundidad
Hay formas y formas de irse, o llegar, a este mundo. Uno nunca sabe cuál es la mejor.
ResponderEliminarSaludos,
J.