-Siempre tuve curiosidad por entender este concepto de
mundos paralelos, comentó Ramiro.
-Yo también, le contesté. ¡Googlialo! (que linda palabra),
dale. Ahí está todo. Antes nos quedábamos con las ganas y terminábamos
discutiendo horas enteras. Teníamos que volver a casa, buscar en la
Enciclopedia Salvar de 20 tomos o en otro diccionario enciclopédico perdido por
ahí en la biblioteca de la casa. Recién ahí, sacarnos la duda y esperar un
nuevo encuentro para discutir con fundamentos sobre alguna cosa. Solo la
memoria de Borges podía brindar respuestas instantáneas.
Ramiro buscó y leyó en vos alta:
“Es el nombre de una hipótesis física, en la que entran en
juego la existencia de varias realidades relativamente independientes. El
desarrollo de la física cuántica, y la búsqueda de una teoría unificada, han
hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples universos paralelos
conformando un multiuniverso. Igualmente, los ocultistas hablan de que para que
este cuerpo o materia exista, deben haber ciertas secciones que le
complementen… de ahí nace que el hombre es un compuesto de siete chakras, o
siete puertas a mundos tales como el de los sueños, o el astral, al energético,
al del alma, al de Dios… etc…
-Muy complicado, estamos
como al principio, necesito un ejemplo, pero tengo que volver a casa. Nos vemos
mañana.
Esa noche, en lugar de ver la tele o Netflix, me dormí
temprano y tuve un sueño. A la mañana, bien temprano, lo resumí en un cuento:
-Jugó bien Messi hoy, comentó Gonzalo
-Sí, pero ahora viene la final, los franceses no son como
estos ingleses sin alma.
Argentina llegaba a la final de la Copa del Mundo
nuevamente. Después de perder con Alemania en 2014, teníamos otra oportunidad, ahora
contra Francia.
Pero esta vez Messi no estaba solo. Tras muchas idas y
vueltas se logró conformar un seleccionado que jugaba bien en todas las líneas:
Filiol en el arco, el
negro Ibarra de 4, Roberto Perfumo, el mariscal, de 2, Passarella, el gran
capitán, de 6 y el ciruja Garré de 3. En el medio, el 8 Ardiles, el 5
Mascherano y el 10 Maradona. Arriba el loco Housemman de 7, el matador Kempes
de 9 y Messi, al que lo dejaron jugar también con la 10. Era la primera vez en
la historia del fútbol en que dos jugadores tenían el mismo número de camiseta.
-Con estos pibes no podemos perder, acotó Gonzalo
-Mirá querido, como decía mi viejo, en la cancha son 11
contra 11. ¿Sabés cuantas veces vi perder a un equipo de estrellas, contra otro
inferior? Ni hablemos con un equipo parejito como el francés.
Esos días antes de la gran final se hicieron de goma. Muchos
más argentinos llegaron a Rusia, entre ellos el presidente, su mujer y su hija,
como es costumbre en estos casos.
Habrá sido el azar, habrá sido el lechuzón del presidente y
su blanca familia, pero igual perdimos con Francia, esta vez 2 a 0, con goles
de Mbapée y Platini.
Entonces, será dentro de 4 años en Qatar, con nuevo técnico,
nuevos jugadores y sobre todo con nuevo gobierno y presidente con el que nos
sintamos orgullosos de llegar y ganar una final del mundo.
¿Mundos paralelos? ¿Mundos mezclados entre la realidad y la
ficción?
En realidad, mundos de mierda, donde Messi, el mejor jugador
de todos los tiempos todavía no puede ganar un Mundial.
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