La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de
Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..

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domingo, 20 de febrero de 2011

El Recuerdo


El recuerdo se repite incasablemente, hasta en sueños hoy en día se presenta. Mi abuela me trae de la mano de regreso del jardín por la vereda en la esquina de mi casa, yo con delantal de cuadraditos verdes bien diminutos y bolsita a tono en la mano. Ella canta bien sonriente para mí una canción y yo se lo festejo con la felicidad de niño. La frenada de una camioneta oscura nos distrae de esa feliz escena, unos hombres salen de mi casa y de muy mala manera suben a los empujones a mi mamá y a mi papá a la cúpula de la camioneta. Yo lloro a los gritos y mi abuela también, pero mi abuela no es como mi abuela y mis padres no son los que me enseñaron en fotos.
Me despierto llorando la mayoría de las veces, cuando el recuerdo se me aparece sin dormir no puedo contener lágrimas. Me angustio fuertemente, me duele el pecho con solo pensarlo. Hace dos años he comenzado terapia para intentar deshilvanar este rollo que me ata y me atormenta. Nada he podido conseguir aún, en realidad he conseguido más interrogantes que imposibilitan cada vez mas mi subsistencia.
Tengo 28 años, fui criado por mis abuelos, mis padres murieron cuando yo tenía tres años en un accidente de tránsito mientras viajaban por trabajo en el exterior. Sus cuerpos no pudieron ser reconocidos por la magnitud del accidente, de manera que nunca tuve ni siquiera una tumba para llorarlos. Mis abuelos no me hicieron faltar nada, tuve una infancia feliz y una adolescencia normal hasta la aparición de este tormento. Mi abuelo ha fallecido hace un año y guardo un gran recuerdo de él, a pesar de que en los últimos tiempos no tuvimos una gran comunicación. Discutimos mucho por varios temas, pero sobretodo por este recuerdo. El reiteró hasta el cansancio (mío, suyo y de mi abuela) que le quite importancia, que ocupara mi mente en los estudios y que me preparase para por fin terminar con la universidad.
Hoy estaba tirado en el sillón haciendo zapping, sin nada para ver y no sé porque me detuve en un canal de una señal de noticias. Estaban trasmitiendo en vivo un juicio a militares de la última dictadura. Debo confesar que nunca le di demasiada importancia al tema, tal vez mal influenciado por mi abuelo que solía decir que eran temas del pasado que no resolvían nada de los tantos problemas del presente. En uno de los banquillos de los acusados encontré a José Luis, aquel amigo de mi abuelo con el que tantas veces habían ido a pescar juntos. No lo podía creer, aquel viejito buenacho era juzgado por crímenes de lesa humanidad. Escuché atentamente los cargos en su contra, la expropiación de niños era el principal motivo por el cual lo llevarían a la cárcel.
Como un elefante blanco inmenso delante de mis narices, la imagen se me vino encima. Me levanté y fui a ducharme para poder pensar un rato. Las lágrimas se mezclaron con el agua y mis ideas con mis sentimientos. Le mandé un mensaje de texto a mi analista, necesitaba verlo en forma urgente. Su respuesta tardó en llegar como casi siempre, a las nueve y cuarto de la noche me esperaba en su consultorio.
Me fui de casa antes de que regresara mi abuela, prefería no cruzarla. Me largué a caminar sin destino aparente, puse música clásica en mis auriculares que me ayuden a despejar la mente. En vano fue el intento, llegué sin quererlo a plaza Italia, me senté en un banco y les di de comer a las palomas galletitas que yo ni por la fuerza podía tragar. Me colgué un largo rato mirando el zoológico, me ví en esos niños sonrientes que ingresaban, recordé como tantas veces llegué con ese mismo gesto con mi abuelo, ¿era mi abuelo? ¿Y mi abuela, lo era también? Tendría que hablar con ella ¿antes o después del examen de ADN? Mi decisión la podría dejar en la cárcel, en realidad no lo sabía pero no era difícil imaginarlo. Las preguntas siguieron paseando por mi mente hasta que me di cuenta que si no apuraba el paso llegaría tarde a terapia.
Cuando llegué al consultorio me dejé caer sobre el diván, no detuve mi relato por casi media hora o más. Me incorporé para poder sentarme, vi en los ojos de mi analista la ausencia de sorpresa y le pregunté porque no parecía sorprenderlo lo que estaba diciendo. Me contestó que había supervisado mi caso con otros colegas, que estaba buscando la forma de que juntos en el espacio de terapia podamos dar con los indicios de sus conclusiones. En su opinión, aquel recuerdo o sueño que me atormentaba no era más que una manifestación de mi inconsciente que expresaba a gritos una verdad callada por años. No pude contener el llanto, lloré mucho hasta el punto de que mi respiración se cortara. Me trajo un vaso de agua, me tomé una aspirina y balbucee algunas palabras más. Cuando pude tranquilizarme, me ofreció el teléfono de su consultorio para llamar a la sede de abuelas de plaza de mayo. Llamé y hablé con una chica de nombre Mariana que me trató muy bien. Tomó mis datos y quedamos en que mañana por la mañana pasaría para tener una entrevista.
Nos despedimos muy afectuosamente con mi analista, llamé a mi abuela para decirle que no iría a dormir. Me excuse que me quedaría a estudiar en lo de Darío y no me dejé persuadir con la idea. Me fui a dormir a un hotel, no hubo sueño ni recuerdo que me torturara y por fin dormí como un bebe que recién ha sido amamantado.

6 comentarios:

  1. EL ALQUIMISTA J.V:21 de febrero de 2011, 5:28

    Muy bueno. Enseguida me vino a la cabeza los nietos de Ernestina. "Lo único que no existe es el olvido", decía el gran maestro Borges. En algún momento lo que creemos olvidado vuelve, porque está en lo más profundo de nosotros.

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  2. Muy bueno Abramovich! Todos tenemos una historia que sacamos a pasear cada día, y cuántos como este muchacho pasan al lado nuestro, por la misma vereda, en el mismo bondi...
    Gracias por refrescar nuestra memoria!

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  3. Me encantó el relato. A mi también me parece que esto es lo que les puede llegar a pasar a los hijos de Hernestina. Tarde o temprano la verdad quiere aflorar y no se detiene ante nada. Una vez que viene la verdad, comienza el largo camino de la justicia, para finalmente tener la reparación que ofrece la memoria. Felicitaciones. Aguante Mano Inquieta.

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  4. Muy bueno calito, un relato que representa lo que seguro sintieron y sienten muchos de los que sufrieron lo peor de la dictadura del 76: quedar en manos de los complices o asesinos de sus padres.Lo de la Noble es quizas el ejemplo mas patetico de un caso que todavia no tiene resolucion.Pero para mi lo peor es la cadena de complicidades que durante tanto tiempo se mantuvieron en silencio por miedo al monopolio,pero por sobre todo por complicidad oportunista.

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  5. Realmente emocionante.
    Hasta que no se esclaresca el ultimo caso, siempre seran presencia en su ausencia.
    Y hasta que no se esclarezca el caso mas impune de la historia argentina, donde hace años la sociedad toda sabe la verdad, donde los complices son los dueños de la moral publica no podra empezar a cicatrizar ninguna herida.
    Ernestina entrega a los pibes, vieja chota!

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  6. Freud decía que lo que no se resuelve en el pasado se repite en el presente. Algunos con el discurso de seguir adelante y no mirar al pasado intentan tapar lo que después vuelve por otro lado. Ojala sigamos por el camino del esclarecimiento, es la mejor forma de no volver a dormirnos. Esta claro que muchas veces los sueños sirven para despertarnos, y eso es lo emocionante de este relato. Muy bueno caly

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