Si bien me consta que el abuelo escribía desde joven hermosos poemas, alguno de los cuales “le robe” para componer alguna que otra canción en la guitarra, parece que con el tiempo dejó esa hermosa costumbre y se dedicó a la prosa.
Así es que intecambiaba cartas con amistades (como Arnaldo y Alcira que viven aún en Malargüe Mendoza, su prima de Córdoba y Cacho y Elena la familia de R.D. que viven en Catamarca).
En esos relatos, alguno de los cuales conservo, hacía alarde de una prosa mu y depurada, que hacía olvidar totalmente el hecho de que solo terminó el sexto grado de la escuela primaria, aunque también hay que reconocer con una letra horrible
De esas cartas, guardo algunas y una en especial fue también una sorpresa para mí, porque no la había leído o no me acordaba de su contenido.
Agradezco que a raíz de la participación y de los comentarios de Edu en el blog, se pueda rescatar para sus nietos y bisnietos estos hermosos poemas.
La carta fechada el 19 de marzo de 1990 está dirigida a “Los amigos de Catamarca”
“Hacía mucho que no escribía versos (no me atrevería a llamar a esto poesía). Pero me di cuenta al sentir la necesidad de hacerlo, de que la impresión recibida de este viaje fue profunda y duradera. Todo contribuyó a que fuera así. En primer lugar por supuesto todos ustedes. Y luego tanta belleza paisajística. Tanta grandiosidad con tantas anécdotas y recuerdos que al viajar por ejemplo, con Salomón e Isolina nos permitieron adentrarnos no solo en lo pintoresco, sino en el espíritu de lugares y paisajes, de gentes e historias, de dramas y alegrías.
“Y a pesar de que los poquitos días pasados en Rincón, quizá por lo que acabo de decir, y porque realmente esa zona tiene una personalidad que nos pareció muy especial, dejó en nosotros una tan fuerte impresión, que me hizo cometer esta vez dos pecados, que aquí van:
LOS PUEBLOS DEL AMBATO (*)
Los pueblos del Ambato se arman como juguetes,
que antaño eran de lata pero que hoy son de plástico
sobre la falda abrupta se alinean arbolitos
y entre ellos las casitas con cartones pintados.
El viajero que mira desde allá, desde el llano,
no imagina la vida que se agita entre los álamos,
no repara en nogales, viñedos, ni tejados,
no sabe de tortillas, ni de hornos de barro.
El Ambato vigila, hosco, austero y cercano
y a veces de estremece, vomita piedra y barro,
y recuerda a los pueblos de cartones pintados
que podría borrarlos con brutal manotazo.
Pero que no lo hace, pues de allá, desde el llano,
perdería el viajero la ilusión de juguetes
que armaba de pequeño, con latitas o plástico.
(*) El cordón Ambato-Manchao es el límite de las Regiones Oeste y Centro de la provincia de Catamarca, en Argentina. Tiene una altura de 4.300 metros sobre el nivel del mar, en el Cerro El Manchao. En la ladera occidental se encuentran enclavados los pueblos de Rincón, Mischango, Mutquin, Rosario de Colana y Pomán
RINCON
Rincón mira al Oeste, y está alegre y ufano
pues para llegar a él , se cruzan pueblos hermanos
de Pomán, de Colona, de Mutquín y Mischango
por caminos que trepan en cerros y quebradas
y en la fiesta del aire, las montañas y el pájaro,
del rio y de la piedra, de la laja y el árbol.
Rincón mira al Oeste y está triste y cansado
pues para ir a Joyango debe bajar al llano
o internarse en senderos de mulas y caballos
Rincón mira al Oeste y descansa de alturas
cuando baja a Saujil, tobogán resbalando
o vuelve de Siján, racimos saboreando.
Rincón mira al Oeste, salar de Pipanaco,
el salar que bordeaban miles de algarrobales
que talaron y nunca fueron a renovarlos.
(Sin embargo semillas reemplazaron a humanos
y hoy viajan acaballo con el hacha y el lazo
artesanos que tallan bateas por encargo)
Rincón mira al Oeste y pide que lo cuiden,
que lo amen como lo amo, como lo amaron antaño
muchos que ya descansan en el cementerio alado
que no mira al Oeste, que mira a los cuatro vientos:
a los cerros, quebradas, las piedras y los álamos,
los nogales y el río, el Ambato y los llanos
los niños de alma alegre y los viejos cansados.
GRACIAS JOAQUIN, MI VIEJO.
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