La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de
Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..

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domingo, 10 de abril de 2011

Acosta juega igual


Sacó con el mismo cuidado de siempre las dos pilas triple A escondidas debajo del colchón. Caminó sigilosamente hasta el inodoro, se hizo de la portátil y fue para el lado de la celda que podría agarrar alguna AM. Puso las pilas en la radio, estiró la antena y con su diestra empezó a buscar el sonido de la transmisión cuerva.
Cuando por fin pudo sintonizar, ya habían dado las formaciones de los dos equipos. No pudo emitir sonido de queja y de bronca, el silencio era primordial para no ser descubierto. Tomó impulso respirando profundo… no le gustaba nada lo que estaba pasando.
Propaganda, más propaganda y más propaganda, estaba harto de tanta mierda para vender y nada que él pudiese comprar. Los puchos son los únicos que sabían llegar, a costo de mucha plata que no podía tener y quedaba a merced de alguno prestado ó alguna colilla sin terminar.
El programa partidario que seguía la campaña de su amado ciclón comenzaba la transmisión propiamente dicha, cuando el led de encendido de la radio empezó a perder luminosidad. Llegó a escuchar como en la agonía de pilas el partido comenzaba.
Ya nada le quedaba de aquellos momentos tan felices en el nuevo gasómetro… nada, ni siquiera aquel ritual que llevaban a cabo cuando empezaba el partido de San Lorenzo. El Chino, aquel eterno cumpa de la cancha, prendería uno y se lo pasaría luego de tres secas. Pitarían mirando al cielo rogando por un triunfo más.
Robo calificado estaba titulada la causa que lo tenía entre rejas, todavía le quedan algo así como cinco años de prisión. El defensor oficial le había asegurado que por buena conducta en poco menos de tres años comenzaría un régimen de salidas transitorias…
Todo sucedió una media mañana de frío otoñal, las hojas secas se paseaban de la mano del viento en avenida de mayo por pleno microcentro porteño. Él venia de boedo en subte y se había bajado en la estación Bolívar para ganarle efectivo a algún turista descuidado que esté dispuesto a perderlo de sus bolsillos. Caminó hasta Florida y dobló para el lado de Corrientes, zigzagueó peatones y vendedores ambulantes buscando presa para su cometido. Al llegar al edificio de Aerolíneas Argentinas, vio como una pareja iba en el mismo compartimiento de una vidriada puerta giratoria y juntos guardaban dinero en una cartera de mano, mientras salían en dirección a la calle. Apuró el paso y empuñó su navaja escondida.
Cuando se encontró frente a ellos, escuchó como charlaban en portugués y con su zurda arrebató la cartera en mano del hombre. El turista interpuso su brazo en forma instintiva para intentar detener el comienzo de la corrida de quien le estaba robando, como respuesta obtuvo una puñalada certera y casi imperceptible. La mujer empezó a gritar “ ladraonnn, ladraooo…”, él enfiló rápido hacia Rivadavia en dirección a la calle Maipú. Hizo algunos metros, escondió la cartera en sus genitales y volvió a apurar el trote, los gritos de “ladrón, ladrón…” empezaron a reproducirse tanto como su desesperación por escapar. Al llegar a la esquina dobló hacia la derecha en dirección a la avenida Diagonal Norte, en plena corrida divisó que en la esquina de la calle Mitre lo esperaba un oficial. Se freno, los gritos se multiplicaban más y más, cruzó de vereda y corrió a toda velocidad en forma contraria. A mitad de cuadra un tipo que salía de un kiosco se lanzó con los pies hacia adelante como si fuese aquel cornudo marcador central cortando una jugada de gol, pero en plena vereda de un metro veinte de ancho. El impacto llegó sobre su tobillo derecho que chocó con el otro y sus sesenta kilos empezaron a rodar por el piso. El poste de la parada del 17 sirvió como freno, cuando intentó reincorporarse una tormenta de patadas se largó sobre su humanidad. En cuestión de segundos que parecieron horas, tenía su cara entre el piso y la planta de un borceguí de un federal mientras que otro de los azules le colocaba las esposas…

Se sentó en el piso mugroso de la celda, derrumbado por no poder escuchar al ciclón apoyó la espalda sobre la pared. Dejó caer el mentón sobre su pecho, rascó con uñas que ya no tenía su pelada transpirada. Trató de imaginar el partido con los ojos cerrados, cantó en silencio y de memoria los diez primeros minutos (igual que en ese momento lo haría la hinchada). Sintió en su garganta el mismo ardor como cuando gritaba en la tribuna, imaginó escuchar al vendedor “… a la coca, a la coca…” y soñó con tomarse de un solo trago un enorme vaso. Con su brazo agitó imaginariamente el trapo mitad azul y mitad rojo que llevaba la inscripción: “MI GRAN REMEDIO PARA UN GRAN MAL”, la música de bombos y redoblantes paseaban por sus oídos. En seguida se le hinchó el pecho de orgullo por aquel trapo ricotero que junto al Chino habían podido mandar a hacer.
Los minutos pasaban y la resignación le empezó a ganar. El partido se fue diluyendo en su imaginación, para meterse en esa tortuosa tarea infinitamente ya hecha, de releer los acontecimientos que lo trajeron hasta aquí. Cuan arrepentido se sentía… cuanto tiempo mirando ese cielo repleto de sombra. Cuanta cosa, cuanta vida se extraña entre rejas. Es como vivir con un puñal clavado que te machaca el pellejo de a poco y cada día. Con la incomodísima y enorme duda por saber cual es el curso de las cosas allá afuera en su plena ausencia.
¿Su hermano seguiría yendo a entrenar en bondi a la ciudad deportiva sin que fuese él quien vele por el pibe y aliente a la promesa de crack desde el alambrado? talvez la única esperanza de toda la familia. ¿El gordo Noel habría dejado regalos para los dos hermanitos sin que él se encargue de la tarea? ¿Y los cumpleaños de la vieja? Desde que aquel hijo de re mil putas y pedazo de cachibache que tenía de marido la había dejado, ella tuvo que salir a laburar en casa de familia para parar la olla. Trabajaba doce horas diarias, sino fuese él quien lo recuerde nadie la saludaría. Tal vez los familiares de su madre que aún le quedaba en el Chaco también lo recordasen, pero la distancia y la falta de teléfono les imposibilitarían hacérselo notar. ¿Y el alquiler? ¿Quien iría a calmar la bronca después del cuarto mes vencido? no era tarea para escatimar coraje enfrentar al viejo Tulio, dueño cascarrabias de la pensión.
No vaya a ser para justificarse ni menos para ponerse reiterativo, pero ante el pucho de oportunidades que él tuvo, salir a ganarse la calle tomando prestado cosas ajenas, fue la salida que encontró al callejón en que su vida se fue encerrando. Sin estudios secundarios (ni el primario completó), sin oficio ni ganas de tenerlo. La vereda lo cobijó, se dispuso a patearla y solo sobrellevarla para pasarla lo mejor posible. Muchos fueron los tropezones, pero estar encerrado fue la caída más inmensa y dolorosa con la que pudo haberse encontrado en esta vida. Seguramente que peor sería no poder contarla, como decía su padrino el bicicletero “…probarse el traje de madera…”. Ese es hoy el motivo principal para pensar profundamente en su existencia, cambiar aquel remedio para su gran mal.
Se levantó y caminó hasta la cama. Se sentó en esa feta de colchón y perdió la vista en la nada misma. Pasaron horas tal vez y el crujir de visagras lo despertó de esa especie de siesta con ojos abiertos en la que se encontraba. El ocupante de la celda de enfrente al que llamaban Peto, era tal vez su único amigo en la cárcel. Esperó que el guardia se vaya, que Peto se sentara en el piso y se acercó a la reja para poder intercambiar siempre en silencio algunas señas. Este flaco traía data que soplaban los reclusos que pueden oír e intercambiar gritos del otro lado del paredón de la calle lindera a Devoto.
El mensajero levantó un pulgar y dibujó una cómplice sonrisa en su rostro, él recibió la noticia y festejó elevando sus puños mirando el techo. Luego Peto subió el indice de una mano y con la otra unió índice con pulgar formando un cero. Él, sin dejar de festejar, hizo muchoncitos con sus manos y los agitó para seguir preguntando. Su compañero pausó la respiración, tomó aire y volvió a dar señales. En una mano mostró los cinco dedos y cuatro en la otra. Clarisimo! Ganó San Lore uno a cero con gol del Beto. Vamo´ Cuervo carajo!

(Inspirado en la canción “Callejero de Boedo” y librado a mi escasa imaginación…)

7 comentarios:

  1. Muy bueno. Las historias detras de la canción..., este es un gran, gran relato. "Callejeros va a tocar la milonga que te trajo acá. En silencio llorarás, no hay donde puedas escapar. San Lorenzo va a jugar y vos no vas a poder estar. En silencio llorarás, no hay donde puedas escapar." Que buen redoblante hace la bata en este tema...

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  2. Juan Pablo Rodriguez11 de abril de 2011, 12:59

    Conoci hace poco este blog.lo recorri estos dias y quiero felicitarlos, realmente hicieron unos cuentos increibles.y este ultimo tambien.los visitare seguido, sigan asi muchachos, saludos!

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  3. MUY BUEN RELATO CALITO. SORPRENDES DIA A DIA. USTEDES YA ESTAN PARA EL LIBRO!!! FELICITACIONES!!!!

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  4. MUY BUENO, CALITO! UN RELATO CARGADO DE NOSTALGIA, DE IMPOTENCIA, DE ANGUSTIA POR LO PERDIDO. GRAN COMBINACION, EL FUTBOL, LA TUMBA Y CALLEJEROS. COMO PARA PENSARLO DOS VECES ANTES DE HACER ALGUNA C....ADENTRO "EL CIELO ES CIELORRAZO Y NO HAY CASO NO TE ESCUCHAN MAS", Y MIENTRAS ESTAS ADENTRO RUMIANDO TU DESDICHA, "ACOSTA JUEGA IGUAL..."

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  5. Grande, pibe de rulos de tarzán que nunca se mojan! La idea es muy buena, el relato intriga hasta el final. Sólo algo te quiero criticar: dejá de dar pena con esa frase "librado a mi escasa imaginación", porque ya diste muestras de sobra que adentro de ese esa cabecita hay mucha letra!
    Un abrazo grande para el Abrahmovich de la familia!

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  6. EL REFUTADOR. J.V.13 de abril de 2011, 5:52

    Muy bien llevado el relato. Me invitó a escuchar la canción de Callejeros. Comparto lo expuesto por R.D. Más allá de la simpatía que despierta el personaje, tanto en la canción, como en el relato de Calito, está en cana por chorro y encerrado dentro de cuatro paredes no creo que se pueda disfrutar de nada y menos del fútbol, que por otra parte, es sinónimo de libertad.

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  7. Carli.. Te tengo que felicitar porque es la primera vez que me gusta ver la felicidad de un cuervo!

    Has logrado algo importante.

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