El Angel de la Guarda

Era un simple block de hojas, de esos con la cara de algún personaje de Disney, creo que Pluto. Lo encontró en uno de los cajones de la cómoda una semana después de que se fue.
Lo hojeó solo por curiosidad, sin prestarle casi atención, pero al descubrir lo que estaba escrito quedó paralizado:
Querida Esmeralda, comenzaba el texto, después recordó que así le llamaba Alicia a su “ángel de la guarda”. Él jamás le había prestado atención a lo que consideraba como una ocurrencia casi infantil de su esposa.

“Querida Esmeralda:
Estoy muy angustiada, conocí a Guillermo y no sé que hacer. Es más grande que yo, tiene casi 50 años, me lleva 20 años al menos. Es profesional y tiene un buen pasar económico. Carlos es un buen chico, pero no me brinda esa seguridad económica que yo preciso. Tengo todavía la deuda con el banco que no puedo cancelar, ya vencieron tres cuotas del crédito y recibí la primera carta documento. Guillermo es divorciado, con hijos grandes. Yo quiero tener un hijo, creo que lo puedo convencer para que él también quiera. Todavía no me siento enamorada, creo que todavía no sé lo que es el amor, aunque a veces pienso que no debería tardar demasiado en concretar alguna relación, los años pasan rápido y todas mis amigas se han casado. Té acordás de Laura, se casó con un médico y Roxana con un chico empleado de una compañía de seguros, y yo todavía aquí. Tengo miedo de quedarme para vestir santos.
Siempre que tuve dudas o problemas, desde chiquita te consulté sobre mi vida: cuando me peleaba con mis amigas, cuando tuve el primer novio, cuando se murió papá. Siempre me diste buenos consejos y ahora te pido por favor que me orientes sobre lo que debo hacer.”

“Querida Alicia:
Tu angustia es mi angustia. Siempre trataré de ayudarte en lo que pueda. Es difícil aconsejar en temas relacionados con los sentimientos, pero en este caso creo que los tendrías que dejar un poco de lado. Guillermo, como me decís tiene sus problemas, siempre vas a estar en medio de una familia ya hecha, no olvides que los hijos de él estarán siempre a la expectativa de lo que hagas, de porqué té acercarte a él y que intenciones tenés. Yo te diría que pienses en tu futuro, poniendo la prioridad en lo económico. Vas a cumplir 30 años y no está la cosa para andar esperando al príncipe azul. Para los cuentos de hadas está bien, pero se trata de tu futuro, no podés dudar entre alguien como Guillermo, que te asegura una tranquilidad en ese aspecto y la sola esperanza de encontrar el amor junto a Carlos. Sé que eso te traerá problemas, ahora probablemente no, pero en un futuro quien sabe. De todas maneras está la posibilidad de separarte, hoy las cosas son mucho más fáciles de resolver en ese aspecto.”

Guillermo quedó paralizado, estuvo casi toda la noche leyendo y releyendo una gran cantidad de cartas escritas desde la fecha en la que se conocieron. Todas de similares características, con similares cuestionamientos, con angustias contenidas, como cuando se casaron y nació su hija Carolina, y todas con la misma letra.

Autor: El Alquimista (Jorge V.)