La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de
Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..

......Tu comentario es bienvenido!! (gracias)...........
Queremos recibir tus aportes y sugerencias a: correomanoinquieta@gmail.com

domingo, 30 de enero de 2011

En la misma circunferencia


Hola Dios, nunca fui muy adepto a andar haciéndote muchos pedidos. Tampoco a tener este tipo de charla mano a mano con vos, algo así como un rezo evitándonos el protocolo. Pero el motivo que nos convoca ó en realidad por el cual yo te estoy convocando, requiere del contacto más próximo que podamos tener.
Tal vez te suene egoísta de mi parte, seguramente debes tener cientos de millones de causas mas importantes para atender, inclusive a mi me parece igual de egoísta pero ahora que pude vencer el prejuicio de situarme en esta condición, ya lanzado no me voy a quedar acá.
Necesito que me ayudes a soñar. Mas difícil aun, lo que necesito es que me des una mano con un sueño específico. No es que te estoy pidiendo que conviertas en realidad un anhelo, sino lo que necesito es literalmente soñar algo, un sueño una vez dormido.
Hace un par de semanas mi tío Norberto (único hermano de mi viejo) se mudo al barrio de las estrellas, él y mi viejo (que ya va para un año de mudado) estuvieron peleados sin dirigirse una sola palabra los últimos dieciocho años de sus vidas. Me reconfortaría soñar con ellos, verlos juntos, sonrientes y por fin hermanados.
La verdad es que no supe bien a quien recurrir, ¿quien es el maestro titiritero de los sueños? Pero como vos tenes que ver con todo… La idea me surgió leyendo a Borges, este cita en su libro “Otras Inquisiciones” a un teólogo francés que a fines del siglo XII escribió “…Dios es una esfera inteligible, cuyo centro esta en todas partes y la circunferencia en ninguna…” por eso, te pido ya que tu centro seguramente debe estar con ellos, los ubique por fin en la misma circunferencia.
El contexto, la escena y la fotografía de la película la dejo en manos de tu santo criterio. Ni siquiera te pido estar presente, con verlos y poder sentirlos me alcanza.
Gracias por tus minutos de atención, se agradece profundamente los naipes que me tiraste para la partida de esta vida, espero de tu contacto. Chau
Abrazo de gol… tuyo (todos abajo y vos de nueve…)
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jueves, 27 de enero de 2011

Medio pan y un libro

Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada).

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía:
- ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser:
‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

Septiembre 1931
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miércoles, 19 de enero de 2011

Como poner un vídeo de YouTube en mi Blog

Lo único que tenes que hacer es copiar el código que aparece en la página del vídeo en Youtube en embed o insertar y pegarlo tu nueva entrada de blogger.
En el video que se muestra a continuación el codigo esta a la derecha, tambien en algunos casos aparece debajo del video. Una vez que presionan "insertar" el codigo ya aparece seleccionado, solo es copiar y pegar en la entrada del Blog en la solapa de "Edición de HTML". Luego pueden ir a la solapa de redactar, seleccionar el video y centarrlo como centrarian una frase.
El video:

 
Abrazo Inquieto.-
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Como acortar una entrada de Blog

O “Leer más…” en Blogger.
Lo que vamos a hacer pertenece al lenguaje HTML. HTML, siglas de HyperText Markup Language (Lenguaje de Marcado de Hipertexto), es el lenguaje de marcado predominante para la elaboración de páginas web o Blogs. Es usado para describir la estructura y el contenido en forma de texto, así como para complementar el texto con objetos tales como imágenes. HTML se escribe en forma de "etiquetas", rodeadas por corchetes angulares (<,>).
Si tenes entradas muy extensas en tu blog y queres mostar solo una parte de ellas en la página principal, hay un truco. Esto le da otra visual al Blog, pudiendo tener “textos introductorios” de las distintas entradas y evitar largos “choclos” de texto haciendo difícil encontrar alguna entrada que buscamos.

Lo primero que debemos hacer es modificar la plantilla, vamos a “Diseño -> Edición de HTML -> Editar plantilla”, como siempre antes de realizar cualquier cambio realiza una copia de seguridad. Debes “Expandir plantillas de artilugios” y localizar el texto siguiente:
 <div class='post-body'>

Una vez localizado incluye debajo el siguiente código:
 <b:if cond='data:blog.pageType == "item"'>
 <style>.fullpost{display:inline;}</style>
 <p><data:post.body/></p>
 <b:else/>
 <style>.fullpost{display:none;}</style>

Una vez hecho sólo tienes que localizar el siguiente texto: <data:post.body> y añadir justo después:
 <a expr:href='data:post.url'>Leer más...</a>
 </b:if>


El resultado final debería ser el siguiente:

 <div class='post-body'>


 <b:if cond='data:blog.pageType == "item"'>
 <style>.fullpost{display:inline;}</style>
 <p><data:post.body/></p>
 <b:else/>
 <style>.fullpost{display:none;}</style>


 <p><data:post.body/></p>

 <a expr:href='data:post.url'>Leer más…</a>
 </b:if>

 <div style=’clear: both;’/> <!– clear for photos floats –>
 </div>


En rojo está lo que añadimos. Ahora sólo tenes que guardar la plantilla.

Para acortar la entrada, hay que añadir lo siguiente (sera lo que la entrada muestre antes del “Leer más”).
Para esto sólo tenes que escribir el texto inicial y el resto encerrarlo dentro de:
 <span class="fullpost"> <---Segunda parte del texto ---> (texto oculto) </span>

De manera que, si en el área de creación de entradas de Blogger escribieras lo siguiente:
Texto inicial
 <span class="fullpost">
Texto secundario
</span>

En tu blog aparecería lo siguiente:
Texto inicial
Leer más…
Y al pinchar “Leer más…” aparecería, “Texto Inicial” seguido de “Texto secundario”.

Para mis compañeros de Blog, que a esta altura deben estar un poco mareados, el primer trabajo esta hecho. Asi que lo que tienen que hacer es: una vez que tienen lo que escribieron, poner entre las palabras <span class="fullpost"> y </span> (solapa lenguaje Html), el texto que van a ocultar o dicho de otra manera, el texto que va a aparecer cuando clickemos en “Leer más…
Espero se animen, abrazo inquieto…

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lunes, 17 de enero de 2011

Del Flaco para Gustavo


En el sitio web oficial de Gustavo Cerati (www.cerati.com) se dio a conocer un poema escrito por Luis Alberto Spinetta para el ex guitarrista de Soda, internado hace ya siete meses en coma a causa de un ACV. Amigos inquietos compartamos la prosa de Luis y permitámonos emocionarnos para mantener bien vivo el recuerdo de este gran músico argentino que pelea por su vida. Abrazo inquieto y musical para todos.


“Dios Guardián Cristalino de guitarras / que ahora / más tristes / penden y esperan / de tus manos la palabra / Precipitándome a lo insondable / tus caricias me despiertan a la vez / en un mundo diferente al de recién... / Tu luz es muy fuerte / es iridiscente y altamente psicodélica / Te encuentro cuando el sol abre una hendija / que genera notas sobre la pared sombreada / Y suena tu música en la pantalla / sos el ángel inquieto que sobrevuela / la ciudad de la furia / Comprendemos todo / tu voz nos advierte la verdad / Tu voz más linda que nunca

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viernes, 7 de enero de 2011

Ventanas iluminadas, de Roberto Arlt

La otra noche me decía el amigo Feilberg, que es el coleccionista de las historias más raras que conozco:
-¿Usted no se ha fijado en las ventanas iluminadas a las tres de la mañana? Vea, allí tiene argumento para una nota curiosa.
Y de inmediato se internó en los recovecos de una historia que no hubiera despreciado Villiers de L’Isle Adam o Barbey de Aurevilly o el barbudo de Horacio Quiroga. Una historia magnífica relacionada con una ventana iluminada a las tres de la: mañana.
Naturalmente, pensando después en las palabras de este amigo, llegué a la conclusión de que tenía razón, y no me extrañaría que don Ramón Gómez de la Serna hubiera utilizado este argumento para una de sus geniales greguerías.
Ciertamente, no hay nada más llamativo en el cubo negro de la noche que ese rectángulo de luz amarilla, situado en una altura, entre el prodigio de las chimeneas bizcas y las nubes que van pasando por encima de la ciudad, barridas como por un viento de maleficio.
¿Qué es lo que ocurre allí? ¿Cuántos crímenes se hubieran evitado si en ese momento en que la ventana se ilumina, hubiera subido a espiar ; un hombre?
¿Quiénes están allí adentro? ¿Jugadores, ladrones, suicidas, enfermos? ¿Nace o muere alguien en ese lugar?
En el cubo negro de la noche, la ventana iluminada, como un ojo, vigila las azoteas y hace levantar la cabeza de los trasnochadores que de pronto se quedan mirando aquello con una curiosidad más poderosa que el cansancio.
Porque ya es la ventana de una buhardilla, una de esas ventanas de madera deshechas por el sol, ya es una ventana de hierro, cubierta de cortinados, y que entre los visillos y las persianas deja entrever unas rayas de luz. Y luego la sombra, el vigilante Ve se pasea abajo,
los hombres que pasan de mal talante pensando en los líos que tendrán que solventar con sus respetables esposas, mientras que la ventana iluminada, falsa como mula bichoca, ofrece un refugio temporal, insinúa un escondite contra el aguacero de estupidez que se descarga sobre
la ciudad en los tranvías retardados y crujientes.
Frecuentemente, esas piezas son parte integral de una casa de pensión, y no se reúnen en ellas ni asesinos ni suicidas, sino buenos muchachos que pasan el tiempo conversando mientras se calienta el agua para tomar mate.
Porque es curioso. Todo hombre que ha traspuesto la una de la madrugada, considera la noche tan perdida, que ya es preferible pasarla de pie, conversando con un buen amigo. Es después del café; de las rondas por los cafetines turbios. Y juntos se encaminan para la pieza, donde, fatalmente, el que no la ocupa se recostará sobre la cama del amigo, mientras que el otro, cachazudamente, le prende fuego al calentador para preparar el agua para el mate.
Y mientras que sorben, charlan. Son las charlas interminables de las tres de la madrugada, las charlas de los hombres que, sintiendo cansado el cuerpo, analizan los hechos del día con esa especie de fiebre lúcida y sin temperatura, que en la vigilia deja en las ideas
una lucidez de delirio.
Y el silencio que sube desde la calle, hace más lentas, más profundas, más deseadas las palabras.
Esa es la ventana cordial, que desde la calle mira el agente de la esquina, sabiendo que los que la ocupan son dos estudiantes eternos resolviendo un problema de metafísica del amor o recordando en confidencia hechos que no se pueden embuchar toda la noche.
Hay otra ventana que es tan cordial como ésta, y es la ventana del paisaje del bar tirolés.
En todos los bares "imitación Munich" un pintor humorista y genial ha pintado unas escenas de burgos tiroleses o suizos. En todas estas escenas aparecen ciudades con tejados y torres y vigas, con calles torcidas, con faroles cuyos pedestales se retuercen como un culebra, y abrazados a ellos, fantásticos tudescos con medias verdes de turistas y un sombrerito jovial, con la indispensable pluma. Estos borrachos simpáticos, de cuyos bolsillos escapan golletes de botellas, miran con mirada lacrimosa a una señora obesa, apoyada en la
ventana, cubierta de un extraordinario camisón, con cofia blanca, y que enarbola un tremendo garrote desde la altura.
La obesa señora de la ventana de las tres de la madrugada, tiene el semblante de un carnicero, mientras que su cónyuge, con las piernas de alambre retorcido en torno del farol, trata de dulcificar a la poco amable "frau".
Pero la "frau" es inexorable como un beduino. Le dará una paliza a su marido.
La ventana triste de las tres de la madrugada, es la ventana del pobre, la ventana de esos conventillos de tres pisos, y que, de pronto, al iluminarse bruscamente, lanza su resplandor en la noche como un quejido de angustia, un llamado de socorro. Sin saber por qué se adivina, tras el súbito encendimiento, a un hombre que salta de la cama despavorido, a una madre que se inclina atormentada de sueño sobre una cuna; se adivina ese inesperado dolor de muelas que ha estallado en medio del sueño y que trastornará a un pobre diablo hasta el amanecer tras de las cortinas raídas de tanto usadas.
Ventana iluminada de las tres de la madrugada. Si se pudiera escribir todo lo que se oculta tras de tus vidrios biselados o rotos, se escribiría el más angustioso poema que conoce la humanidad. Inventores, rateros, poetas, jugadores, moribundos, triunfadores que no pueden dormir de alegría. Cada ventana iluminada en la noche crecida, es una historia que aún no se ha escrito.

A pedido y para seguir el comentario de la entrada anterior, cuento perteneciente tambien a Aguafuertes porteñas...
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martes, 4 de enero de 2011

Roberto Arlt

Debo decir, Roberto Arlt es de mis escritores favoritos. Estos días me reencontré con sus escritos y volví a revivir su tarea periodística como formadora de opinión, su actitud transgresora frente a la norma lingüística, su variada tematica social, sus paisajes de Buenos Aires, su ironia…

Decia Roberto Arlt en el prologo de Los Lanzallamas “….se dice de mí que escribo mal. Es posible….” “…..Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. El estilo requiere tiempo, y si yo escuchara los consejos de mis camaradas, me ocurriría lo que les sucede a algunos de ellos: escribiría un libro cada diez años, para tomarme después unas vacaciones de diez años por haber tardado diez años en escribir cien razonables páginas discretas…..”


Roberto Godofredo Cristophersen Arlt (1900-1942) nació en Buenos Aires el 26 de abril de 1900, hijo de Karl Arlt, prusiano de Posen (hoy Poznan, en Polonia), y de Ekatherine Iobstraibitzer, natural de Trieste y de lengua italiana. El carácter de su padre, un soplador de vidrio también capaz de confeccionar tarjetas postales art nouveau, no facilitó su inserción en el hogar de la familia, que abandonó en 1916. Aunque hasta esa fecha había asistido a varias escuelas, aprendió sobre todo en las calles del barrio porteño de Flores, donde transcurrió buena parte de su infancia y adolescencia.
Desempeñó desde chico un sinfín de oficios: hojalatero, librero, mecánico, corredor de comercio. En los ratos libres, concurría a las bibliotecas barriales a leer, sobre todo folletines. Como dijimos, a los 16 años abandonó su casa familiar y cuatro años después se casó con Carmen Antinucci, con quien tuvo una hija, Mirta.
Buscando editor para El juguete rabioso, Arlt se acercó al ambiente literario, por aquel entonces dividido entre los grupos de Florida y Boedo. Ricardo Güiraldes fue el encargado de corregir su original y relacionarlo con la Editorial Latina, que en 1926 publicó el libro.
Arlt comenzó su carrera periodística en Don Goyo, una revista humorística dirigida por su amigo Conrado Nalé Roxlo. Fue cronista en la sección Policial del diario Crítica de los Botana. Y corresponsal en España del diario El Mundo, donde además publicó sus célebres “Aguafuertes porteñas”. En 1929 apareció su segunda novela, Los siete locos, con la que obtuvo el tercer premio municipal. En 1931 publicó Los lanzallamas y un año después El amor brujo, su última novela. Más tarde se editaron dos libros de cuentos: El jorobadito (1933) y El criador de gorilas (1941). Su contacto con Leónidas Barletta y el Teatro del Pueblo lo impulsaron a escribir importantes obras dramáticas: 300 millones, La isla desierta, Saverio el cruel, El fabricante de fantasmas y La fiesta del hierro.
El 26 de julio de 1942 murió Roberto Arlt, a los 41 años. Después de concurrir a un ensayo en el Teatro del Pueblo, sufrió un paro cardíaco. Ese mismo día había votado en las elecciones del Círculo de la Prensa, donde fue velado. Roberto Godofredo Christophersen Arlt era hijo de inmigrantes (su padre era polaco y su madre, tirolesa), no llegó a tercer grado (toda su vida escribió con faltas de ortografía). Pero algo muy adentro suyo lo llevó a ser periodista y a convertirse en uno de los más importantes e influyentes autores de la narrativa argentina.


A continuación dos pequeñas “joyitas” de Aguafuertes porteñas:

SILLA EN LA VEREDA

Llegaron las noches de las sillas en la vereda; de las familias estancadas en las puertas de sus casas; llegaron, las noches del amor sentimental de "buenas noches, vecina", el político e insinuante "¿cómo le va, don Pascual?". Y don Pascual sonrie .y se atusa los "baffi", que bien sabe por qué el mocito le pregunta cómo le va. Llegaron las noches...
Yo no sé qué tienen estos barrios porteños tan tristes en el día bajo el sol, y tan lindos cuando la luna los recorre oblicuamente. Yo no sé qué tienen; que reos o inteligentes, vagos o activos, todos queremos este barrio con su jardín (sitio para la futura sala) y sus pebetas siempre iguales y siempre distintas, y sus viejos, siempre iguales y siempre distintos también. Encanto mafioso, dulzura mistonga, ilusión baratieri, ¡qué sé yo qué tienen todos estos barrios!; estos barrios porteños, largos, todos cortados con la misma tijera, todos semejantes con sus casitas atorrantas, sus jardines con la palmera al centro y unos yuyos semiflorecidos que aroman como si la noche reventara por ellos el apasionamiento que encierran las almas de la ciudad; almas que sólo saben el ritmo del tango y del "te quiero". Fulería poética, eso y algo más.
Algunos purretes que pelotean en el centro de la calle; media docena de vagos en la esquina; una vieja cabrera en una puerta; una menor que soslaya la esquina, donde está la media docena de vagos; tres propietarios que gambetean cifras en diálogo estadístico frente al boliche de la esquina; un piano que larga un vals antiguo; un perro que, atacado repentinamente de epilepsia, circula, se extermina a tarascones una colonia de pulgas que tiene junto a las vértebras de la cola; una pareja en la ventana oscura de una sala: las hermanas en la puerta y el hermano complementando la media docena de vagos que turrean en la esquina. Esto es todo y nada más. Fulería poética, encanto misho, el estudio- de Bach o de Beethoven junto a un tango de Filiberto o de Mattos Rodríguez.
Esto es el barrio porteño, barrio profundamente nuestro; barrio que todos, reos o inteligentes, llevamos metido en el tuétano como una brujería de encanto que no muere, que no morirá jamás.
Y junto a una puerta, una silla. Silla donde reposa la vieja, silla donde reposa el "jovie". Silla simbólica, silla que se corre treinta centímetros más hacia un costado cuando llega una visita que merece consideración, mientras que la madre o el padre dice:
-Nena; traete otra silla.
Silla cordial de la puerta de calle, de la vereda; silla de amistad, silla donde se consolida un prestigio de urbanidad ciudadana; silla que se le ofrece al "propietario de al lado"; silla que se ofrece al "joven" que es candidato para ennoviar; silla que la "nena" sonriendo y con modales de dueña de casa ofrece, para demostrar que es muy señorita; silla donde la noche del verano se estanca en una voluptuosa "linuya", en una charla agradable, mientras "estrila la d'enfrente" o murmura "la de la esquina".
Silla donde se eterniza el cansancio del verano; silla que hace rueda con otras; silla que obliga al transeúnte a bajar a la calle, mientras que la señora exclama: "¡Pero, hija! ocupás toda la vereda".
Bajo un techo de estrellas, diez de la noche, la silla del barrio porteño afirma una modalidad ciudadana.
En el respiro de las fatigas, soportadas durante el día, es la trampa donde muchos quieren caer; silla engrupidora, atrapadora, sirena de nuestros barrios.
Porque si usted pasaba, pasaba para verla, nada más; pero se detuvo. ¿Quién no se para a saludar? ¿Cómo ser tan descortés? Y se queda un rato charlando. ¿Qué mal hay en hablar? Y, de pronto, le ofrecen una silla. Usted dice: "No, no se molesten". Pero, ¿qué? ya fue volando la "nena" a traerle la silla. Y una vez la silla allí, usted se sienta y sigue charlando.
Silla engrupidora, silla atrapadora.
Usted se sentó y siguió charlando. ¿Y sabe, amigo, dónde terminan a veces esas conversaciones? En el Registro Civil.
Tenga cuidado con esa silla. Es agarradora, fina. Usted se sienta, y se está bien sentado, sobre todo si al lado se tiene una pebeta. ¡Y usted que pasaba para saludar! Tenga cuidado_ Por ahí se empieza.
Está, después, la otra silla, silla conventillera, silla de "jovies" tanos y galaicos; silla esterillada de paja gruesa, silla donde hacen filosofía barata ex barrenderos y peones municipales, todos en mangas de camiseta, todos cachimbo en boca. La luna para arriba sobre los testuces rapados. Un bandoneón rezonga broncas carcelarias en algún patio.
En un quicio de puerta, puerta encalada como la de un convento, él y ella. El, del Escuadrón de Seguridad; ella planchadora o percalera.
Los "jovies", funcionarios públicos del carro, la pala y el escobillón, dan la lata sobre "eregoyenisme". Algún mozo matrero reflexiona en un umbral. Alguna criollaza gorda, piensa amarguras. Y este es otro pedazo del barrio nuestro. Esté sonando Cuando llora la milonga o la Patética, importa poco. Los corazones son los mismos, las pasiones las mismas, los odios los mismos, las esperanzas las mismas.
¡Pero tenga cuidado con la silla, socio! Importa poco que sea de Viena o que esté esterillada con paja brava del Delta: los corazones son los mismos...


EL PLACER DE VAGABUNDEAR

Comienzo por declarar que creo que para vagabundear se necesitan excepcionales condiciones de soñador. Ya lo dijo el ilustre Macedonio Fernández: "No toda es vigilia la de los ojos abiertos".
Digo esto porque hay vagos, y vagos. Entendámonos. Entre el "crosta" de botines destartalados, pelambre mugrientosa y enjundia con más grasa que un carro de matarife, y el vagabundo bien vestido, soñador y escéptico, hay más distancia que entre la Luna y la Tierra. Salvo que ese vagabundo se llame Máximo Gorki, o Jack London, o Richepin.
Ante todo, para vagar hay que estar por completo despojado de prejuicios y luego ser un poquitín escéptico, escéptico como esos perros que tienen la mirada de hambre y que cuando los llaman menean la cola, pero en vez de acercarse, se alejan, poniendo entre su cuerpo y la humanidad, una respetable distancia.
Claro está que nuestra ciudad no es de las más apropiadas para el atorrantismo sentimental, pero ¡qué se le va a hacer!
Para un ciego, de esos ciegos que tienen las orejas y los ojos bien abiertos inútilmente, nada hay para ver en Buenos Aires, pero, en cambio, ¡qué grandes, qué llenas de novedades están las calles de la ciudad para un soñador irónico y un poco despierto! ¡Cuántos dramas escondidos en las siniestras casas de departamentos! ¡Cuántas historias crueles en los semblantes de ciertas mujeres que pasan! ¡Cuánta canallada en otras caras! Porque hay semblantes que son como el mapa del infierno humano. Ojos que parecen pozos. Miradas que hacen pensar en las lluvias de fuego bíblico. Tontos que son un poema de imbecilidad. Granujas que merecerían una estatua por buscavidas. Asaltantes que meditan sus trapacerías detrás del cristal turbio, siempre turbio, de una lechería.
El profeta, ante este espectáculo, se indigna. El sociólogo construye indigestas teorías. El papanatas no ve nada y el vagabundo se regocija. Entendámonos. Se regocija ante la diversidad de tipos humanos. Sobre cada uno se puede construir un mundo. Los que llevan escritos en la frente lo que piensan, como aquellos que son más cerrados que adoquines, muestran su pequeño secreto... el secreto que los mueve a través de la vida como fantoches.
A veces lo inesperado es un hombre que piensa matarse y que lo más gentilmente posible ofrece su suicidio como un espectáculo admirable y en el cual el precio de la entrada es el terror y el compromiso en la comisaría seccional. Otras veces lo inesperado es una señora dándose de cachetadas con su vecina, mientras un coro de mocosos se prende de las polleras de las furias y el zapatero de la mitad de cuadra asoma la cabeza a la puerta de su covacha para no perder el plato.
Los extraordinarios encuentros de la calle. Las cosas que se ven. Las palabras que se escuchan. Las tragedias que se llegan a conocer. Y de pronto, la calle, la calle lisa y que parecía destinada a ser una arteria de tráfico con veredas para los hombres y calzada para las bestias y los carros, se convierte en un escaparate, mejor dicho, en un escenario grotesco y es-
pantoso donde, como en los cartones de Goya, los endemoniados, los ahorcados, los embrujados, los enloquecidos, danzan su zarabanda infernal.
Porque, en realidad, ¿qué fue Goya, sino un pintor de las calles de España? Goya, como pintor de tres aristócratas zampatortas, no interesa. Pero Goya, como animador de la canalla de Moncloa, de las brujas de Sierra Divieso, de los bigardos monstruosos, es un genio. Y un genio que da miedo.
Y todo eso lo vio vagabundeando por las calles.
La ciudad desaparece. Parece mentira, pero la ciudad desaparece para convertirse en un emporio infernal. Las tiendas, los letreros luminosos, las casas quintas, todas esas apariencias bonitas y regaladoras de los sentidos, se desvanecen para dejar flotando en el aire agriado las nervaduras del dolor universal. Y del espectador se ahuyenta el afán de viajar. Más aún: he llegado a la conclusión de que aquél que no encuentra todo el universo encerrado en las calles de su ciudad, no encontrará una calle original en ninguna de las ciudades del mundo. Y no las encontrará, porque el ciego en Buenos Aires es ciego en Madrid o Calcuta...
Recuerdo perfectamente que los manuales escolares pintan a los señores o caballeritos que callejean como futuros perdularios, pero yo he aprendido que la escuela más útil para el entendimiento es la escuela de "
la calle, escuela agria, que deja en el paladar un placer agridulce y que enseña todo aquello que los libros no dicen jamás. Porque, desgraciadamente, los libros los escriben los poetas o los tontos.
Sin embargo, aún pasará mucho tiempo antes de que la gente se dé cuenta de la utilidad de darse unos baños de multitud y de callejeo. Pero el día que lo aprendan serán más sabios, y más perfectos y más indulgentes, sobre todo. Sí, indulgentes. Porque más de una vez he pensado que la magnífica indulgencia que ha hecho eterno a Jesús, derivaba de su continua vida en la calle. Y de su comunión con los hombres buenos y malos, y con las mujeres honestas y también con las que no lo eran.
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