La formación inicial se compone de Edu D. (elEdu), Hugo P. (Grafo), Hernan G. (PIC), Carli C. (Calito), con la participación especial de
Jorge V. (El Alquimista) y Raúl D. (RD), pero esperamos seamos mas. En este partido como en los partidos de la vida hay alegrias, tristezas, polemicas, amores, desamores, cambios y transformaciones, seria un placer que participes de ellos junto a nosotros..

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miércoles, 14 de diciembre de 2016

TERESITA...

"Pide una mano que te estreche la suya, un corazón que la cuide y una mente que piense por ella cuando ella no pueda hacerlo: alguien que la proteja en su viaje a través de los peligrosos recodos y curvas del laberinto” -Diana Friel-.

Esta última etapa recuerdo a mí manera, aprendí hace poco o mucho tiempo que hay muchas maneras de recordar y yo me inventé una… Me convertí en una experta en esta nueva manera de recordar, pero casi al mismo tiempo una experta también en olvidar viejos recuerdos... Pocas veces recuerdo que me olvido, se también que no vale la pena el esfuerzo por cambiarlo, mal me hace. Esta nueva etapa me esconde verdades, pero también quienes están alrededor me recuerdan las suyas y en todas por suerte, yo soy la protagonista. Me tranquiliza que las personas con las que estoy se presenten… ”Hola soy…”, con decirme esas palabras ya sé que estoy en un lugar seguro, porque me conocen… A veces siento que hay alguien que se lleva mis cosas. Me va quitando lo que soy, no lo logra completamente, pero si, día a día me siento más indefensa. Tengo quienes me visitan y me recuerdan quien soy, aunque haya días difíciles. Sin ellos, sería aún más difícil. Y seria muy triste… Pero se también, lo aprendí en mi nueva manera de recordar, que nadie puede quitarme lo que me pasa todos los días. Que nadie puede quitarme lo que viví, lo que me cuentan que viví en muchos momentos…, yo sé bien que la lluvia me moja, reconozco el aire refrescante en mi cara, el sonido de una risa, o la extraña alegría de ver un rostro repetidas veces. Esos sentimientos me van a acompañar hasta mis últimos días, por más que a veces no pueda realmente explicarlos. Por suerte, pese a que a veces me olvido de personas y recuerdos, quienes están hoy a mi alrededor no se olvidan de mí y eso me tranquiliza. Todos me nombran, algunos de diferente manera, los que veo seguido y los que veo de vez en cuando. Yo ya no se casi nada, se pocas cosas, pero mis sentimientos siguen intactos, no siempre los entiendo y a veces dudo en compartirlos, pero esos sentimientos del corazón siguen ahí. Sigo teniendo frío, calor, miedo, alegría, bronca, y muchas cosas más; pero pocas veces se lo cuento a alguien. Ya no me gusta hablar, hablo poco, muy poquito, ya es algo con lo que no me siento tan cómoda. Por lo que me dijeron recién yo hablaba mucho, hablaba con todo el mundo. Hablaba con vecinos, con la familia, con desconocidos… Preguntaba mucho, eso me gustaba también me dijeron... Ahora me encanta añorar…, creo que es un sentimiento que se repite muchas veces en el día, a veces añoro sin saber qué y quizás nunca lo sepa. Me gusta pensar, no sé si porque me lo repiten mucho o lo tengo en lo profundo del ser que ahora soy, que los sentimientos pertenecen al mundo del corazón, no al mundo de la memoria, que es el mundo que día a día me está abandonando. Me gusta que me cuiden, que me hablen, aunque no conteste y a veces ni los mire, pero me gusta mucho el sonido de las palabras, de las dulces palabras de quienes me acompañan, de esos rostros que se repiten y me hablan. Ya lo dije creo…, sé que hay alguien que se está llevando mis cosas, mi ser. Pero se también, puedo sentirlo, que jamás se podrá llevar lo que sueño por las noches, aunque muchas veces no lo recuerde cuando me despierto. No se podrá llevar lo que siente mi corazón. Sé, de esto estoy segura, que por más que se lleven todo, quienes me rodean, quienes me quieren, guardaran para siempre mi historia y mis recuerdos. A ellos no se los van a poder robar. Sobre todo, a esos rostros que veo seguido y me llaman mamá... Leer más...

domingo, 27 de noviembre de 2016

LA PISADA DEL NARIGÓN

Correr corre cualquiera, jugar al futbol es más complicado
 Juan Román Riquelme

Nos entendíamos en la amistad que compartíamos a diario, como en el futbol. Si, asi, no al revés. Una mirada, un gesto, eran premonición de lo que inmediatamente sucedía y la pelota volvía redonda de los dos lados. Y en la cancha se notaba, imagínense como se notaba en la cancha. El narigón era un fenómeno jugando al futbol, de esos que no abundan. Éramos compañeros de secundaria, y durante esos años de futbol y de amistad lo vi hacer cosas increíbles con la pelota. Pero había dos cosas que lo destacaban del resto, la pisada…y el pase. Yo soy un barrabrava del pase.

El pase en el futbol es para mí, el futbol mismo. Y el narigón fue uno de los que mejor interpretaba este concepto. El pase y el control del pase. El control, pisada mediante, para recibir el pase que te dan, sin mirar la pelota, como lo más natural del mundo, como un suricato que recibe y mientras recibe ya está mirando lo que pasa con sus compañeros. Acompañado de la precisión en la pegada, pero no en la pegada al arco, porque el pase también es pegada, visión estratégica para saber dónde y cuándo debería ir el pase, para entregarlo. Parece fácil. No es fácil. No siempre es solo dársela a alguien con el mismo color de camiseta. Hay algo más que eso. El momento en que lo das…., Dónde se la das, dependiendo de la ubicación y la velocidad que lleva tu compañero….Qué potencia tiene el pase que das…Donde cae la pelota si es un pase largo…. Qué ventaja le sacas al contrario si tu compañero se encuentra con la pelota…No, no es fácil. Pero al narigón le salía fácil….
Pero lo que lo hacía distinto, exquisito, era la pisada. Dicen que hay una cancha en Morro da Mineira, un barrio pobre de Río de Janeiro, donde instalaron una serie de baldosas abajo del césped, un total de 200 placas cinéticas situadas bajo el césped artificial captan las pisadas de los jugadores y las transforman en luz. Creo que hay algo de eso en la pisada, el control, la energía que sube por la suela que te recorre el cuerpo, te carga la batería y te invita a pensar. La pisada del narigón era luz… Pisar y saber pisar pelota es una diferencia parecida a correr y jugar al futbol. Una la pueden hacer casi todos los habitantes de la tierra, la otra, solo unos pocos. Pisarla, saber controlar el rebote, ese pequeño rebote puede ser el contraste entre quedarse con la pelota o que la afane el contrario. Pero muchos se preguntarán… Para que recibir la pelota con una pisada? …es más fácil esperarla con el borde interno…Pero no, pisarla es dominio, autoridad…, la pelota va a quedar quieta, debajo de uno, es decir, en nuestro poder y podemos jugarla o protegerla, hacer con ella lo que se nos cante, porque ahora es nuestra. Podemos decidir, mirada al horizonte, que hacemos con lo que todos quieren y desean, pero que ahora es nuestro. El narigón lo hacía a la perfección, porque pisaba la pelota en conducción, se llevaba la pelota al cuerpo, como una extensión más y era imposible sacársela. 
Pero todo lo sutil que era para jugar al futbol, lo perdía cuando encaraba el día a día de la vida. En la vida cotidiana era un petardo, donde de repente explotaba y te dejaba pagando con algún comentario salido de otro planeta, un planeta de excesos, los viejos “sanos excesos”, donde las noches a lo sumo terminaban en una peregrinación a casa para sacarse la borrachera y regar de orin o vomitar algunos canteros del barrio… 
Ya estábamos transitando los últimos tiempos de la secundaria, y éramos muchos los que insistíamos que se fuera a probar a algún club, que se le estaba pasando el “cuarto de hora”, que el año que viene ya iba a ser tarde “por la edad”. Pero la respuesta, tajante, era siempre la misma: “no jodan, el finde es para las minas y los amigos…” y fin de la discusión…una discusión que se daba cada dos por tres ese año…. 
Teníamos jóvenes 16 años en esos momentos, y el narigón hijo de un padre semiausente, vivía con su madre y ya era hace rato “sostén de familia”. Trabajaba en Sacaan, la vieja panificadora de Ituzaingo: “Sacaan, el buen pan”, ese inolvidable slogan. La fábrica estaba a unas cuadras de donde estudiábamos. Era el único de la clase que laburaba, lo que le daba ciertos “permisos” con los profesores que lo dejaban salir antes o le perdonaban la vida seguido a la hora de pruebas y cierres de notas que definían si te quedabas el verano estudiando. De lunes a viernes estudiaba de mañana y cuando el mediodía empezaba a despertar, salía rápidamente a la fábrica, ubicada a 3 cuadras del colegio. Ahí laburaba el turno tarde de operario y juntaba lo suficiente para llevar el mango a la casa.
Pero los que lo veíamos jugar, estábamos decididos a que se probara y nos confirmara, lo que veíamos cada vez que rodaba la pelota. Decidimos que, si no era porque él quería, de alguna manera lo íbamos a obligar a ir a probarse. En esos tiempos Sacaan era la publicidad principal del Club Atlético Ituzaingó, justo donde laburaba el narigón. Sabíamos que 3 o 4 jugadores de Ituzaingó trabajaban en Saacan quien les daba seguido permisos especiales para entrenar y algo más de guita por la doble función de operario y futbolista. Ituzaingó estaba rearmándose en esos años después de haber estado en la gloria cuando disputo las temporadas 92/93 y 93/94 en el Nacional B, y ahora un par de años después, venía en franco retroceso institucional y deportivo. Con el narigón lo íbamos a ver seguido desde el 94 y veíamos como se iba hundiendo de a poco la institución, mientras Sacaan “el buen pan”, le iba retirando el apoyo financiero. 
Por suerte el destino a veces, pocas veces, realiza jugadas donde te deja el claro para correr a encontrarte en un mano a mano que no esperabas... Con lo que habíamos podido averiguar a través del cortito, hincha asalariado de la barra del verde, justo en dos semanas, Ituzaingó probaría jugadores de todas las categorías hasta 18 años…, era la oportunidad perfecta. Me toco encararlo a mí al narigón, le explique la ventaja de jugar en un club donde el que pone la guita para que subsista era justo el dueño de la fábrica en la que él laburaba, situación inmejorable... Le di un discurso económico, social, deportivo, y hasta un discurso filosófico de las causas naturales de lo que depara el universo a los hombres en momentos claves de la vida…pero siempre lo mismo…, la misma frase lapidaria con que acababa este tema, "Negro, los fines de semana están hechos para las minas y los amigos…” me sentencio. 
Nos quedaba la última chance, resolverlo en la joda de la noche, donde el narigón solía mandarse las cagadas de las que después se arrepentía en la semana… Ese fin de semana, después de cargosearlo hasta el cansancio sobre ir a probarse, ya medio "empedados", llegó el turno del cóndor. El cóndor, nuestro extraño amigo con plata que se tomaba hasta el agua de los floreros… Nuestro ahora protagonista amigo, ya avanzada la noche, le aposto a puro “fondo blanco” la presencia o ausencia del narigón la semana siguiente en la prueba del “verde del oeste” según propias palabras del cóndor, que también era hincha rabioso de Ituzaingó. Pero el retruque fue que si en la apuesta resultaba ser el narigón quien ganara, el cóndor tendría que pagarle 4 fines de semana seguidos de tragos… Y asi arranco la noche…. Y así siguió… Después de 5 horas de brindis y “fondos blancos”, el cóndor le gano, o por lo menos se mantuvo unos minutos más que el narigón antes de también “lanzar todo” y quedar abrazado durante largo tiempo al árbol de la puerta de casa... Pero lo importante de esa noche es que termino con la misión cumplida… 
El lunes el narigón pego el faltazo a clase, entonces apenas salimos del colegio nos fuimos a Sacaan a verlo. Desde la puerta de la fábrica bailamos, jodimos y mediante gestos lo “garchamos de lejos", dejándole claro que debía pagar la apuesta el próximo sábado a la mañana. El narigón cerro la persiana de entrada de la fábrica y nos mandó a cagar a todos. Pasada la semana, el viernes, día anterior a la prueba, apenas entramos al colegio, el narigón me encara y me dice: “negro, estuve pensando toda la semana…, esta bien, yo voy a ir, pero vos, escúchame bien…, vos venís conmigo”. 
Y así fue. El sábado ya estábamos a las 8 en el club esperando que arranque la prueba de jugadores. Había, sin exagerar, no menos de 80 pibes de 14 a 18 años esperando probarse. Todavía quedaban las rémoras del éxito que había tenido el verde en el Nacional B… Así fue que a las 9 ya estábamos jugando el narigón por un lado y yo por el otro, en canchas distintas con ajenos que competían por lo mismo, entre sí, en un mismo equipo…
Jugamos partidos de 20m, uno a las 9, otro a las 10 y el ultimo a las 11… A las 13 hs nos llamaron y nombraron a 6 personas entre las que estaban el narigón y yo… Nos dijeron que a las 16hs jugaríamos con la 4ta división del club, mezclados. De los 6 que quedaron, sacando el narigón y yo, también había un arquero, un 9, y dos laterales, uno por derecha y uno por izquierda. A las 16hs, el arquero, el narigón y yo fuimos para los de pechera verde. Los otros 3 para los pechera blanca.
Como era de esperar, nos tocaba medirnos con jugadores que tienen el grupo armado. Jugadores que ven como de repente le aparecen competidores extraños, lejanos, sin el sacrificio que vienen haciendo ellos año tras año, muchos, desde la 9na. división. Y Ahí aparece la famosa camarilla y el arreglo, espontaneo o no, muchas veces implícito, de no dejar a “los nuevos” participar del juego. Léase: no le dan una pelota... Asi pintaba el último desafío de esa tarde…
El mini partido eran dos tiempos de 25m. No tocamos una pelota en el primer tiempo, todo era de punta para arriba, y cuando podíamos capturar alguna pelota perdida, enseguida nos cruzaban feo para dejar en claro que ese no iba a ser nuestro lugar. Arranco el segundo tiempo y todo seguía igual, después de más de 15m de seguir viendo pasar la pelota por nuestras cabezas, el narigón se me acerca, me agarra de la remera y me dice: “trata de agarrarla por favor, y apenas la tengas me la das, no me falles negro…”. Semejante responsabilidad me tiro el guacho teniendo en cuenta que estos soretes seguían tirándola para arriba para que nadie pudiera demostrar nada de futbol… La cuestión es que empecé a correr atrás de la pelota como perro atrás de neumático y no había caso, no la agarraba y el tiempo pasaba… Del otro lado, pegado a la raya izquierda el narigón me miraba y no movía un pelo, solo miraba con las dos manos en la cintura, como yo corría de un lado para el otro. Cuando estaba a punto de mandarlo a la mierda de lejos, o simplemente de mandar a la mierda a todos los que jugaban complotados para que nos vaya como el culo en la prueba, se abre una mínima chance de capturar la pelota…, al 3 del otro equipo se le va larga… y ahí me llego la oportunidad. Me tire al piso a recuperarla, enseguida se me vino el 11 y la aguante con el cuerpo, levante la cabeza y lo vi al narigón que ya me levantaba la mano pidiéndomela…y se la di…. No se cuánto duro el momento que viene a continuación, porque cada vez que lo recuerdo, siempre las imágenes son en cámara lenta…. El narigón espera mi pase y recibe la pelota con una pisada… Inmediatamente de costado le mete un caño hermoso al número ocho que siguió corriendo para adelante como si tuviera la pelota en los pies…, ahí nomás se frena y se le vienen encima el 5 y el 6 que salía a cortar pensando que llegaba a la pelota antes que el narigón, pero no…, rápidamente levanta la pelota y pasa entre los dos y se va derecho a enfrentar al último hombre…pasa la pierna izquierda por arriba de la pelota como quien va a correr para esos lados, y se la lleva con la derecha… y le queda mansita al borde del área para fusilar al arquero que del cagazo de quedar mal con sus compañeros de camarilla, ya había hecho 4 o 5 pasos buscando salir a romper lo que se acercara al arco que defendía. Y ahí el narigón que parecía iba a fusilar al arquero y sacarse la bronca con todos los que armaron el complot para que no jugáramos…, la pincha… y el arquero que pensaba que se iba a la tribuna ve, como espectador de lujo, como la pelota entra picando atrás de la raya de gol…. Gol… golazo….. terrible golazo……. Todos se quedaron mudos, solo se escuchaban los aplausos lejanos de algunos pibes que ya habían quedado afuera de las preselecciones y se quedaron a mirar el partido final de la prueba… En seguida, casi al mismo momento que la pelota entraba, el narigón me mira y me dice: “¡Vamos!”. Se saca la pechera y va corriendo hasta donde está el técnico, se la entrega en ambas manos, se da vuelta y grita: “¡¡Quien mierda me manda a venir aca manga de forros!!” … Un poco sorprendido, un poco satisfecho por la revancha del momento, le entrego también mi pechera al entrenador que me dice: “para flaco, quedaron los dos, no te vayas…”, a lo que respondo: “Ya fue maestro, nosotros somos sapos de otro pozo…”, y me voy corriendo hasta alcanzar al narigón que ya me esperaba en la vereda del Club. Al otro día, domingo al mediodía, voy llegando a la casa del narigón y veo que la madre estaba hablando en la puerta con dos personas, y justo les decía: “miren, ya vinieron ayer a la tarde dos veces otros señores, y me dijo mi hijo que a todos los que vinieran a buscarlo les dijera lo mismo. Que está imposibilitado de jugar, así me dijo él, porque los fines de semana son para las minas y los amigos, que no lo jodan más…disculpen estas palabras pero me dijo que las repita tal cual señores …”, mientras les decía eso, me miro cuando llegaba y me dijo: “Pasa.., ahí está tu amigo despertándose de la resaca de anoche” y cerró la puerta detrás mío….
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